miércoles, 31 de diciembre de 2008

Iron Maiden en un colegio de monjitas


Uno de los mejores conciertos a los que fui este año fue el de Iron Maiden en el Auditorio Telmex, según mi propio recuento de recitales a los que asistí, por ello me acordé de una anécdota de mi adolescencia: la única ocasión en que el grupazo inglés hizo retumbar las ventanas en un colegio religioso.

Estudiar la primaria y la secundaria en un colegio de religiosas en Arandas, Jalisco fue una valiosa experiencia para este humilde narrador. No me malinterpreten y me llamen hereje antes de tiempo: saqué de ahí un par de valiosas enseñanzas que me iban a servir para mucho en mi futuro.

Como es habitual en muchas instituciones privadas, también entre la perrada había clases, la diferencia entre los estudiantes y su respectivo trato por parte de los maestros se derivaba de tres características muy bien definidas: por un lado estaban los macizos chiqueados por las monjas y por el otro, nosotros, el resto del infelizaje. No nos dividía la capacidad intelectual, lo que pintaba la raya entre los meros meros y la cualquiereada tenía que ver con razones más mundanas: si no eras de las familias emperifolladas, de los bonitos o de esos aplicaditos de cartón dispuestos a destilar adoración y zalamería perpetua, estabas jodido, te resignabas a tener que andar toreando los castigos y los regaños de la mayoría de las religiosas, pero eso sí, enseñaban bien las materias.

Yo era tranquilo, sereno moreno pazguatón, pero ya pintaba pa´ subversivo, nunca hubo broncas conmigo hasta que me cayó el veinte de que no encajaba en el esquema ni metido con calzador, si bien no era mal estudiante ni un berrinchudo empedernido, mis gustos me llevaban por otra banqueta diferente a mis compañeros, me di cuenta de que no valía la pena querer pertenecer a un grupo donde no podía o debía hacer, escuchar o expresar lo que se me pegara la gana.

Así que en 1987 decidí poner a prueba la paciencia de mis queridas tutoras del Colegio Nueva España, de la orden de las Siervas de Jesús Sacramentado (¿a poco no es como para nombre de grupo dark?) y exhibir la supuesta tolerancia que pregonaban.

Como cada mayo, a los estudiantes nos ponían a hacer dos cosas, coronar en sentida ceremonia en el patio mayor a la virgen con una diadema de flores que representaban que durante un mes habíamos ido casi todos los días a comulgar y juntar dinero para las misiones. El grupo que juntaba más dinero se ganaba un paseo a Agua Caliente “todo pagado”… por nuestros respectivos progenitores (¿a poco creen que el Colegio iba a soltar billetes para la excursión?), lo que en realidad ganábamos era el permiso para ausentarnos un día de clases.

Durante los recreos, los alumnos de distintos grupos se ponían a vender desde tamales hasta refrescos, las ganancias se acumulaban para fondo de las misiones, y un día, a alguien se le ocurrió decir que se podía juntar más lana si, como en las ferias de pueblo, se cobraba a los alumnos para que pusieran las canciones que quisieran usando el sistema de altavoces del colegio.

-¿La canción que uno quiera?, pregunté. Me dijeron que si, todo era cuestión de mocharme con la cuota respectiva. Total, ¿qué música era la que iban a poner un montón de muchachitos pueblerinos que tenían como referencia musical a “Siempre en Domingo”?

Mis compañeras se emocionaban, como el colegio no tenía discos, nosotros los teníamos que llevar. Así fue como nuestros recreos se sazonaban con Timbiriche cantando “Besos de ceniza”, o alguna rola de menudo, entre otros.

Así que mientras consumíamos gansitos y jugábamos luchas a escondidas de los maestros, por las bocinas se escuchaba la voz de alguna de las maestras o secretarias diciendo: “esta canción es dedicada para el grupo de segundo B de su compañera…” y ¡zas!, se arrancaban con una bonita melodía.

Yo ya andaba algo mal de la tatema gracias a mi primo tapatío Tony que conseguía Lp´s importados en el Quinto Poder y me maleducaba con discos de sabroso y pegador Metal de ese de a de veras; Un buen día me llevé a la escuela el último álbum que me había prestado: Live after death, un disco doble en vivo de Iron Maiden.

Como habrán de suponer, me llevé el disco en una bolsa para que las monjitas no vieran la portada y les diera el patatús antes de tiempo.

Saqué el primer disco de la bolsita, pagué mi cuota y di las instrucciones: pónganlo desde el inicio, la primera canción. En cuanto llegó mi turno y pusieron la agujita sobre el vinil, le corrí al patio a ver la reacción de la flota.

“Esta canción está dedicada por Alonso para todos sus compañeros”, dijo la locutora improvisada y que empieza a sonar la introducción del concierto, que es un discurso de Wiston Churchill alentando a las tropas inglesas a darle en su mandarina a los alemanes en Francia durante la segunda guerra mundial.

Inmediatamente algunos maestros empezaron a arquear las cejas y varios estudiantes pararon sus actividades ante la voz de Mr. Churchill que sonaba lúgubre y da paso a los guitarrazos de la tremenda Aces High.

¡Y se armó la gorda!

Creo que la rolita alcanzó a sonar un minuto antes de que la directora ordenara que quitaran ese ruido endemoniado. ¡Ay, qué cosas malignas y satánicas dirán en esas canciones!, me reclamó; de poco sirvieron mis argumentos de que la introducción era casi casi como una clase de historia. Ni modo, por lo menos me regresaron mi dinero.

En adelante, cada disco era supervisado y me quedé con las ganas de poner algo del Masters of Puppets para mis compañeros en otra ocasión. Me salvó que yo era una chucha cuerera para las clases de Historia y todas las relacionadas con las Ciencias Sociales y de ahí me agarré, los profesores jóvenes se cagaban de risa.

¿Qué habría pasado si les hubiera confesado que a escondidas de mi amá, mi primo me había grabado el disco Pacto con el Diablo, de los Ángeles del Infierno? ¡Ave maría purísima!

Iron Maiden regresa a Guadalajara en febrero…

Y como dijo el Piporro: Aikir.

Y ¡cómo no! Dios mediante cantaré Aces High a todo pulmón.

Con una cervecita en la mano gritaré: Por las Siervas de Jesús Sacramentado, Salud.

sábado, 20 de diciembre de 2008

Tres tristes tigres

El colmo de la desvergüenza: sólo puedo escribir de cosas tristes cuando me siento alegre. Lo confieso, yo no podría ser un Emo decente como Dios manda, sería capaz de curarme con merthiolate y curitas después de provocarme heridas con navajazos. No creo en eso de que la chilladera sea un estado natural para nadie aunque sus niveles de serotonina estén desbalanceados.

Todo esto valga para decirles que hoy hablemos de cosas tristes, no, tristísimas, pero endulzadas con musiquita.

Vagando por la neta de la Net me encontré con una canción depre que me encantaba hace ya algunos años. Radio Universidad tenía un programa de rock en español que se llamaba, si la memoria no me falla, “En eso andamos”, ahí escuché por primera vez Transfusión, de La Castañeda. En esa época andaba yo por la calle de la amargura por una muchacha de muy buen ver, mejor tocar, pero de mala vibra, que me traía cacheteando banquetas. Ella insistía en alejarse de mí, porque sus emociones eran un caos y me traía loquito, pues saben los que me conocen, que a mí las niñas buenas y nobles sólo me sirven como referencia para poner el mal ejemplo. Me aburren muchísimo. Siempre me enamoré de mujeres de disciplina dúctil, creativas y temerarias, herederas recién cocinadas en la cajita feliz de Pandora. ¡Cómo no!, Del desbarajuste salen las emociones fuertes.

En fin, escuchar esa canción a la medianoche en la oscuridad de una casa vacía me movía el tapete, pero si bien macizo. Mis amigos de la infancia, cuales buenos alteños tenían como costumbre supurar sus penas a ritmo de mariachazo limpio con canciones de ardidos de José Alfredo y Juan Gabriel y regaban sus males de amores con tequila mientras desentonados gritaban aquello de ¡pa que te fuites méndiga si nadie te va a querer como yo! (ey, si, ajá… decían las susodichas).

Pues yo detestaba Mujeres Divinas y mejor me clavaba en otras ondas más desventuradas y desgarradoras, como Tranfusión.

Por eso aquí les dejo tres cancioncitas chingonas que están pa la chingada de agüitadoras, son parte de mi top ten del desgarriate cardiaco. Se vale que ustedes hagan sus propuestas.

PD: Si usted anda recién abandonado mejor ni se meta, no respondo chipote con sangre (a menos que sea Emo)



La Castañeda - Transfusión -

De su álbum Servicios generales. El grupo chilango jugaba en sus discos conlas diferentes caras de la locura, tomaron su nombre de un manicomio porfirista y en esta rola destilaban los dolores y penas de la depresión. Acompánese con una taza de pinole para cantarla con la garganta rasposa.




Nutshell - Alice in Chains -

A Layne Staley lo anduvieron correteando sus chamucos hasta que lo alcanzaron y dejaron sus despojos mortales más rellenos que un pavo navideño de harta heroína ponedora, pero antes de eso ya había hecho una joyita de álbum llamado Jar of flies, de donde ahora les presento esta versión de la canción para el Unplugged de MTV (RIP por el canal musical), nomás chéquense la letra, se da duro con la de down in a hole.




Hope there´s somehone -Anthony and the Johnsons-

Esta es más nueva y me pone la carne chinita, ay amá

martes, 9 de diciembre de 2008

¿Cómo se suicidan los conejos?

Por fin ha quedado al descubierto uno de los grandes misterios del reino animal: ¿cómo se dan en su mauser los conejitos?

Sabido es que tan bonitos y esponjados roedores dientones tienen una inclinación a matarse, lo que no se sabía era el know how de dichos procesos, llenos de creatividad y mala leche, ¡cómo no! por eso, este blog siempre dispuesto a llevarles a ustedes los mejor del humor negro les trae un post lleno de ternura, sangre y lágrimas y sesos derramados cortesía de Andy Riley, creador del libro sensación "The Book of Bunny Suicides: Little Fluffy Rabbits Who Just Don't Want To Live Any More".

Me tardé en postear, pero vale la pena.

Se vale llorar (de risa).

Si hay novenario para los conejos, inviten.














viernes, 31 de octubre de 2008

Grand finale

Entre enmascarados y encapuchados, el Halloween me dará la despedida de Nueva York. El navío parte de regreso hacia los nuevos retos que comienzan el lunes. Este viaje fue largo pero edificante, me hizo darme cuenta de lo que quiero y no quiero hacer, y cómo sobrevivir en el intento. Me pasee y aprendí, qué más puedo pedir?

Llevo discos, pero más música por dentro. La Babilonia del siglo 21 puede ser muy estimulante, el american way of life creado por los fundadores de estos dominios: la comunión entre las diferentes razas de la tierra, aunque a veces parece que es olvidado a propósito.

Todas las ideologìas caben, pero el libre mercado termina marcando su territorio, aunque el grito famoso de ¡Hasta la Victoria siempre! sigue presente en muchos lados para buscar el equilibrio.

Hoy me espera una velada que se antoja fabulosa con Armin van Bureen. El House y el Tecno le ponen el cerrojo a este periplo, me voy ahora a caminar estas calles heladas por última ocasión en este viaje, regreso con los míos y con la ferviente esperanza de seguir contando historias.

Con música de salida de espectáculo de Broadway le pongo fin a estas letras viajeras, su humilde narrador y seguro servidor les dice adiós, ha llegado la hora de hacerle caso a Dylan y diluirme en mi propio desfile.

¡Hasta la Victoria`s secret!



Pd: Esta canción de Morcheeba y su video respectivo representan muy bien la imagen del hotelito donde estuve y el espìritu neoyorquino, además, es un rolononón.

jueves, 30 de octubre de 2008

Postales

Musulmanes en busca de un parquimetro donde estacionar su tapete para hacer sus oraciones, protestas anti Bush, moles de concreto y vidrio como de Lovecraft posmoderno, el hotel donde me hospedo, los museos, la vida, la vida como tal. Esta es mi penúltima noche antes del regreso a la realidad. Guardo silencio y dejo que las imàgenes hablen por sí solas.




















miércoles, 29 de octubre de 2008

¡Playball!.. (y Playboy)



Como uno de esos estertores helados que parecen salir de los costados de los edificios cuando el viento arrecia, el clamor corrió remolinesco por las calles. Con cuatro grados centígrados en el termòmetro, pero una sensación térmica de 0 grados, en la gigantesca pantalla se veía caer el último out. Los Phillies de Philadelphia ganaban la serie mundial y mis dientes castañean mientras observo la escena en pleno Times Square, el corazón de neón, bytes y beats de Nueva York.

He sentido una nueva sensación del frío, los malditos frenos de metal hacen que sienta la trompa como si una minicomunidad de diminutos elfos taladrara mis muelas con brocas y chorros de agua fría, pero aquí seguimos, admirándonos con la admiración que el beisbol provoca en los estadounidenses.
No hablaré del Rey de los Deportes, pues la belleza del juego ya mucho y bien la describió el Mago Septién, basta decir que por unos momentos, las miradas tambien se congelaron sobre un solo punto, hasta los policías miraban disimuladamente el cierre del partido que determinó al nuevo campeón. Sólo una guerra mundial apagó el eco del bat sacando la pelota del parque. Tiemblen el día que una recesión haga que se suspenda el beisbol, ahì si las cosas es que están mal.

Hoy no cargué mi cámara, tengo la espalda como la de un Pípila posmoderno de tanto andar cargando tiliches, hoy me fui al Moma y decidì dejar las fotoss para mejor ocasión, o hasta que la rabadilla deje de joderme.

¿En qué se parecen Uma Thurman y Brooke Shields? en varias cosas, las dos son muy altas, no son precisamente unas jovenzuelas, son guapísimas y a las dos me tocó la fortuna de admirarlas
de cerca.
Uma llegó a hospedarse al mismo hotel en que nos pusieron a los del Programa Murrow para periodistas. Iba yo saliendo cuando de repente casi choqué de frente con una giganta rubia que salìa de las puertas giratorias. "¡Ma!, ¿pos qué se trae esta pelagartona"?, dije hasta que me di cuenta de quien era, que bueno que no dije nada, capaz que me maltrata como a los chinitos de Kill Bill, sólo admiré su imponente porte, está narizona, pero qué guapota es la méndiga.

A brooke Shields nos la topamos el Emannuel Sandoval y yo cuando paseàbamos por el Soho y ella estaba grabando un episodio de Lipstick Jungle. A sus cuarenta y tantos, esa mujer se ve como de 25, también es altìsima y se conserva delgada sabrá dios cómo, pero sus ojos aún conservan ese intensìsimo azul que derretía pasiones desde que los chavitos la veíamos con ojotes abiertos en La Laguna azul (no confundir con la de la mochila azul).
También vi caminando al coreanito que sale en Lost, pero ¿qué creen?, en una descuidada, ¡Se me perdió!

Asombra el glamour de Manhattan, las mujeres y los hombres se visten con elegancia aunque la cara de enojados no se las puede quitar ni Armani ni Dios padre. Recorrer las calles del downtown es pasear por enmedio de un desfile de maniquies perfectamente vestidos. El frío ha hecho que las aceras sean pasarelas de estolas, bufandas, abrigos, gabardinas, chaquetas, sacos, gorras, sombreros, cada uno más extravagante y caro que el anterior. No puedo negarlo, es una frivolidad que se disfruta admirar.

Los trapos no hacen al hombre, pero qué bonito lo disfrazan.

Los museos son maravillosos, verdaderos parajes donde uno se pierde entre trazos milenarios y telas que huelen a historia y a genialidad. He ido al MET, al Moma, al de Historia natural y me falta el Guggenheim, me gusta platicar con la gente, sobre todo cuando se asustan de que alguien les sonría y los saluda, el hotelito donde estoy está genial, ya luego les contaré, pero es como habitar una anécdota de Andy Warhol.

Pero no, estos viajes no saben igual solo.

Las cientos de pantallas de Times Square que borbotean luminosos colores y estridencias visuales a un ritmo frenético son un santuario al consumismo a prueba de crisis. la economìa gringa se cae a pedazos, pero estos anuncios no disminuyen el voltaje de sus presentaciones.

Hubo fiesta en Nueva york y creanme, el pròximo martes hay dos por uno en las cantinas, aquì no aplica la estupidez esa de la ley seca y si gana Obama, escúchenme, la estridencia y el jolgorio van a ser mucho mayores que cuando hoy, el grito de strike que marcaba el final de la Serie Mundial, le puso sonido a los vivos colores del Times Square.






Pd: se aceptan comentarios

sábado, 25 de octubre de 2008

Purple rain sin princess


El frío cayó en forma de pequeños cuchillos de agua.
Se elevó una plegaria en su nombre dirigida hacia la nada
allá entre esas nubes de algodón manchado de smog.
la oración dice, aún te extraño, se persigna con la cruz de neón, ozono en las alturas.
Los viajes no son tan solitarios como cuando se deja el corazón en casa
y si la belleza de la noche radica en su negrura,
también esa ausencia de luz se refleja en su ansiedad por no tenerla cerca para
abrazarla, tocarla con la punta de su dedo delineando su perfil
adivinando la forma femeninabajo el vestido de algodón negro que se quebra en la cadera, sugerente, como la soñó
como la recuerda cada cerrar de los ojos y despertar de las emociones.
El morado también es el color del duelo.


Foto: Empire state anoche bajo la lluvia

Reality Murrow

Llegué a la cita enfundado en un traje prestado por mi hermano que me quedaba un poco justo, puse las cartas sobre la mesa sin ningún tipo de ilusión: los frentazos contra la pared de la realidad se habían encargado de despojarme poco a poco de las esperanzas. Pareciera que después de todo, sería muy difícil ganarme la vida a palabras.
Hoy esos recuerdos me dejan un sabor agridulce en la punta de la lengua, ahí donde comienzan a saborearse las victorias pero también las desventuras que secan la boca. Hace 6 años con cuatro meses comenzaba una nueva etapa en mi vida, la más emocionante, pero también la más difícil, quería convertirme en un periodista en toda la extensión de la palabra, el diario para el que todavía trabajo era mi catapulta o mi guillotina, la espada de Damocles que cuelga del fino hilo de la hora de cierre.
Ha terminado el programa Edward W. Murrow para periodistas, me llevo mucho más de lo que dejo. me convertí en un ladrón de conocimientos de mis compañeros, atragantándome impunemente de su conocimiento, llenándome el buche con sus enseñanzas. Ya habrá tiempo para el desglose de conocimientos. Hiervo por platicar con mis compañeros muralescos, pasarles la estafeta, compartir lo que he aprendido y desaprendido, porque estos viajes también sirven para desterrar quimeras de las redacciones y despejar las telarañas que entorpecen el ejercicio del buen oficio periodístico.

Son las tres y media de la madrugada y los compañeros poco a poco se van despidiendo para tomar las naves que los regresan a sus realidades. Se ausentan los monstruos de los que coseché conocimientos y picardías reporteriles. El Gordo Iturri se regresa a joder políticos bolivianos con su ironía maldita y su humor negro, Nelson, Fredy y Ruth parten hacia el Ecuador, Balanta el colombiano nos deja con un nudo en la garganta marcando la estela de la frase que bautizó este periplo: "nunca me divertí tanto, vestido". Te extrañaremos negro. Esaud seguirá contagiando su pasión a sus alumnos. Laste se emocinará de nuevo cambiando titulares, Maria Elena seguirá repartiendo la bendición de sus sonrisas y sus verborreas sempiternas, Edval y Omaira se mantendrán construyendo trincheras en Venezuela, el Paisa Luis Alberto afortunadamente seguirá cuestionando, indagando y preguntando hasta dar con la respuesta adecuada como buen profesional que es, Claudia ignorará la clemencia que le pide su tobillo lastimado y continuará pròdiga en sonrisas, Carlos despedazará nuevas carreras basadas en el fraude con su humor hirviente y su lucidez aniquilatoria. Judith no olvidará su capacidad de asombro, llanto y carcajada despampanante. La paraguaya querida por todos abrazará a su nena de dos meses y la arrullará con las anécdotas del viaje y Eduardo seguirá en la búsqueda de transformar el delirio en certeza.

Yo, me bajo del camión apenas y dejo partir a mis amigos para evaluarme a la distancia. El tiempo será el que me diga que tanto habré cambiado y asimilado los conocimientos. Estoy contento y me siento afortunado de esta oportunidad de conocer un poco más del mundo que me rodea y un mucho más de mí mismo. Hoy debo agradecer a quienes siempre me han apoyado en toda circunstancia, los que me han aguantado y motivado, porque nosotros somos el reflejo de los otros.
Amo mi oficio, el mejor del mundo decía García Márquez; el que es amargo pero con recuerdos dulces, como señalaba Leduc, el que ha alimentado mi estómago y mi espíritu, el que me ha hecho esto que ves, para bien, o para mal, pero que me hace sentirme orgulloso por la intenciòn del deber que se quiere cumplir. El que me arrastra, me tumba y me levanta, me hace llorar y reír, por el que he recibido tanto golpes como agradecimientos y bendiciones, el que me va a sangrar el alma si algún día lo tengo que dejar.

Soy José Alonso Torres, periodista.

Foto: No soy guapo, pero estoy de moda (Te extraño Ady, manda foto)

viernes, 24 de octubre de 2008

Manzanota


La gente es tan fría como el ventarrón que corta con diminutas cuchillas el aliento y los labios. De repente pensé que estaba juzgando mal cuando una persona se acercó muy buena onda a ayudarme en el Metro... hasta que me di cuenta de que quería seducirme.


Bajo la noche se extiende un terciopelo de neón y luces estrambóticas. Los anuncios pasan a mil por hora extendiendo la consigna principal del Imperio: compra, compra, compra. Mil y una vez se repite el evangelio consumista que eleva asu voz a pesar de la tremenda recesión que se viene encima. Los estadounidenses, otra vez, tienen miedo, pero esta vez es porque no saben estar sin consumir, sin comprar baratijas de hartos niveles y precios.


No voy a ser tan imbécil como para aventarme uno de esos piensos apantallapendejos que dicen: "escuchaba a Lou Reed mientras caminaba por Lexington Avenue" como los que escriben los wanna be que quieren redactar como si tuvieran 15 años viviendo en La Isla aunque sólo vinieron 8 días de vacaciones. No.


Sòlo les diré una cosa: He llegado a la moderna Babilonia, me pasearé como un tipo que estará 15 días en esta estrepitosa calamidad. Y escribiré como tal.

jueves, 23 de octubre de 2008

Antorchas sobre la escarcha



Seamos honestos. Cuando uno planea venir de vacaciones a Estados Unidos, el decir "voy a planear mis días para turistear por Portland, Oregon", no está entre los planes.


Ubicado en la punta este del territorio gringo y pa acabarla de amolar, debajo de la Ciudad de Seattle,, el Estado de Oregon no es el más llamativo para los visitantes, yo nomás sabía que de ahí son los Blazers , ese equipo de basquet donde jugaba el tremendo Clyde Drexler que siempre sucumbía en las finales contra los Toros de Chicago.




Pero hasta acá llegamos a torear el chiflón y me llevé una agradable sopresa, Portlan es una ciudad chiquita pero a la que no le falta nada, no tiene impuestos de venta y el transporte urbano en las principales calles de la ciudad es gratuito. Se nota que aquí es el hogar de Matt Groening, creador de los Simpson y quien tomó de el nombre de sus calles, sus referencias para los amarillentos personajes. Así, puedo presumir que me compré unos pantalones escandalosos en la calle Flanders y comí sopa tailandesa en la calle del reverendo Alegría (que en inglés se llama Lovejoy).


Desde el aire, se nota cómo el otoño va pintando a su paso el paisaje con sus tonos encendidos. los rojos cobrizos textura de viga oxidada y el colorado emo se confunden con el amarillo vivo sobre las flores y las hojas de los miles de árboles que decoran las aceras, es como caminar en medio de una vereda de antorchas encendidas de fuego frío. Chulada de maiz prieto.




La gente es liberal, aunque más al este se concentran los conservadores nada artificiales que nunca dejan de votar. Aquí hay agua nieve y arena, pues la playa muestra el espejo que refleja hacia los rostros un gèlido aliento del oceáno Pacifico, es curioso el olor de la sal mezclado con el de los pinos, me recuerda al del orégano sobre una hogaza de pan salado.



El curso, maravilloso, platiqué con dos Pulitzer y me di cuenta de que en todas partes los periodistas pasan por los mismos momentos ingratos y dichosos del oficio. Tomé lo que me servía y deseché las contradicciones de siempre. Lo que me gusta es el espìritu autocrítico de estos periodistas que sin tapujos aceptan el mea culpa de sus metidotas de pata (como el asunto aquel chistosito de las armas de destrucción masiva en Irak).


Me siento feliz porque mi oficio me está permitiendo conocer la riqueza que emana de conocer otrs lugares, otras voces y otros colores de pensamiento, adoro lo que hago y con pesar, me doy cuenta de que para seguir queriendo y realizando lo que quiero, deberé tomar decisiones en mi futuro. El periodismo me lo ha dado todo, pero, hermanos, también he pagado mi tributo con sangre y ustedes lo saben. Nada me han regalado, todo, o casi todo, me lo gané a punta de aguantar varazos en el lomo.
Mejor los dejo con otra foto, antes de que me ponga nostálgico. Acá nomás no encuentro ni tortillas Milpa Real.










miércoles, 15 de octubre de 2008

La nieve


Picos entronizados con coronas blancas, friyito sabroso, hemos llegado a Portland.


En Oregon, no hay impuestos estatales, asi que practicaremos el mas estadounidense de los deportes: el shopping.

Saudade



Dejamos Oklahoma City con preguntas en las maletas y algunas respuestas para reflexionar durante el viaje al siguiente destino.
Si, estamos en el lado mas conservador del Pais; en el area donde aclaman a Mac Cain y le tienen pavor a Obama. Donde el mas democrata de los ciudadanos seria republicano en cualquier otro estado y sin embargo, son gente atenta, tierna y servicial. Podemos no compartir ideas. Cuesta trabajo asimilar que esta gente que abraza, alimenta y comparte de corazon lo que tiene a la mano puede apoyar con tanta firmeza la guerra e Irak, pero asi es.
La saudade, esa melancolia y nostalgia definida por los brasileiros nos queda por el excelente trato recibido. Oklahoma es una ciudad rara. Provoca sentimientos encontrados. Su escuela de periodismo es impresionante, un oasis en el desierto de la ultraderecha estadounidense, aqui todos son duros, pero los maestros son liberalisimos y criticos. Les digo...
Seguimos en camino.

lunes, 13 de octubre de 2008

Chiflonazos norteños



El título es como de corrido de los Huracanes del Norte, que viéndolo bien, podrían ponerle soundtrack a este post que es dedicado a los tornados que se forman en estas llanuras vaqueras donde está contruido el Centro Nacional del Tiempo en los Yunaites.

NO hay mucho qué decir: corretear tornados al parecer no es tan divertido como en la película Twister, por lo que los meteorólogos se la pasan mucho tiempo teorizando, casi siempre sin atinarle, exactamente dónde se va a formar el siguiente chiflón.










Tienen un globo terraqueo virtual con los climas de todo el mundo, los cristales del edificio son a prueba de balas (no vaya a ser que los ventarrones lleguen echando tiros), camiones con radares que valen 7 millones de dólares y a Dorothy, un simpático tinaco de metal que fue usado precisamente en la película antes mencionada, nombrada así por el Mago de Oz y que se basa en un experimento (que pueden ver en la misma foto) llamado Toto, que por cierto nunca funcionó.






En otra imagen se ve una construcción sobre el colorado terreno, para que vean que sí se parece esto a Arandas, aunque sin mezcales, así como también se observa la entrada a la escuela de periodismo y los jardincitos de la U de Oklahoma.


Mañana es el último día aquí, está lloviendo y hace frío. Y nos embarcamos hacia la otra punta del País: Oregon.

Manden gabanes para todos.

sábado, 11 de octubre de 2008

9:03


A las 9:02 del 19 de abril de 1995 los miles de kilos de fertilizante y combustible convertidos en bomba de tiempo despedazaron el edificio federal en el centro de Oklahoma, a las 9:03, la ciudad ha perdido su inocencia para siempre.
Siempre es duro visitar los monumentos dedicados a la tragedia. Son verdaderos mausoleos de las emociones que me ponen de mal humor. La mala vibra la he sentido en el Ground Zero de Nueva York, donde en pleno otoño el viento gime y lastima las articulaciones en sus despertares tristes de ecos del Wolrd Trade Center o frente a los restos de coche de fondo destrozado en el que otro artefacto diseñado por la mafia italiana dio fin a la vida de un reportero, como lo vi en el Newseum en Washington. Oklahoma no es la excepcion.
Es probable que se deba a que en el segundo piso del edificio se encontraba una guarderia en la que murieron varios niños, es probable que los ositos de peluche de lagrimales ficticios colgados como ofrendas en las paredes ayuden a enrarecer el ambiente, puede ser que colabore el hecho de ver las pequeñas sillas colocadas en el lugar que albergaba el inmueble que simbolizan a los menores entre los 168 muertos esa jornada, igual y es escuchar la grabacion de la explosion captada por una transmision radial. Total que en estos lugares me angustio y me duele, independientemente de donde sean los muertos, el dolor de los fallecidos civiles lastima ante la estupidez del terrorismo.
A los estadounidenses les duele mas todavia. Porque lo peor para ellos fue darse cuenta de que el hijo de puta que les dio la estocada no era un hombre con turbante y barba, sino un guero militar de sus mismas tropas, esas que creen tan impolutas, tan inmaculadas de los males pensamientos contra su patria.
Timothy Mac Veigh le dio una bofetada al american way, porque los vecinos supieron que para odiar no se necesita un color especifico de piel ni una ideologia lejana. El terrror dejaba de ser producto de importacion del medio oriente. Eso le dolio a Estados Unidos, pero sobre todo, los ha dejado llenos de verguenza.