martes, 20 de octubre de 2009

El odio no deja testigos



Por José Alonso Torres

La vida loca

Christian Poveda

España-México-Francia



A veces, el sonido puede ser más impactante que la imagen.


El chasquido metálico de una pistola amartillándose, el terrible eco de un disparo mancha la pantalla de rojo sin una sola gota de sangre, no es sólo lo que se ve lo que horroriza, es la historia detrás de esa violencia heredera de la pobreza y la descomposición social. “La Vida loca” documental de Christian Poveda que está aún pendiente de estrenarse en las salas comerciales, fue vista en México por obra y gracia del festival Ambulante, heroico esfuerzo por hacer llegar a las masas esos reportajes que rara vez y casi siempre de pura chiripa aparecen en las programaciones tradicionales de las cadenas cinematográficas.


Poveda se introdujo en los barrios bajos de El Salvador para mostrar la vida y desgracia de las pandillas centroamericanas, en este caso la Mara Salvatrucha y la 18, antagonistas hermanados por el salvajismo peleando en un territorio donde a fin de cuentas siempre va a triunfar la muerte.


Rostros adolescentes tatuados, cicatrices que se acumulan unas sobre otras, ojos que no se cansan de llorar los dolores perpetuos de una guerra sin fin; el lenguaje de la calle, de la pandilla convertida en secta, del odio convertido en culto. Los “homies” carnales que fuman mariguana boca a boca y sólo son separados por las frías planchas de metal de las funerarias, La Vida Loca es la lección sin moraleja de un retrato de autodestrucción, donde no se sale más que con los pies por delante y el cortejo fúnebre detrás.


El documentalista reflejó en su espejo cinematográfico a los fantasmas que deambulan por esos mundos que algunos intentan desconocer: las comunidades tercermundistas que habitan la permanente hoguera encendida por las desigualdades, la carencia absoluta de sueños que vayan más allá de acariciar a la persona que se ama y seguir viviendo para poder seguir matando al rival que se odia ya ni siquiera recordar por qué.


La cinta, una narración cronológica que hila diferentes historias particulares a balazos, fue presentada en el Festival de San Sebastian, donde recogió expresiones de asombro de una comunidad europea que desconoce pormenores de lo que pasa en esos barrios condenados a una guerra civil que se alimenta del subdesarrollo.


La ficción deja la esperanza de que puede existir un final feliz, el documental aniquila esa opción. Christian Poveda fue asesinado el 2 de septiembre presuntamente por miembros de alguna de las pandillas a las que dedicó más de cuatro años de su existencia en filmarlas. Un epílogo atroz pero efectivo de su obra: el odio no deja sobrevivientes.


En Centroamérica la cinta podría no causar tantos sobresaltos, a pesar de su crudeza, a pesar de la violencia primitiva que se destila sin que a nadie le importe. Eso sí da miedo, porque como decía el periodista de nota roja Eduardo Monteverde, lo peor del horror es que terminemos acostumbrándonos a él.



martes, 13 de octubre de 2009

Lotería Chicago 2009


La noche





The Blues




La Escalera





La Pared





El Borracho





La Fuente


El Genio



El Sol





El Catrín





El árbol



El Corazón

La Guitarra






Pesadillos desde chiquillos

La entrada suena como a frase de Ned Flanders, pero en realidad es un reflejo sutil de lo que pueden expresar una bola de chavitos que le pegan al rock con una energía que ya quisieran varias bandas en su apogeo.

Al escribir sobre The Langley School Project recordé otro par de ejemplos de niños tocando rock como Dios manda; si bien el sesudo Cristian Zermeño hizo el comentario en dicho post, de que no deja de ser algo creepy el ver a chavitos haciendo cosas de “grandes” tanto Gauchos de Acero como los estudiantes de la Paul Green School of Rock, demuestran que además de tener talento, hay que tener el escroto o los ovarios bien puestos para meterle sentimiento a la música.


Vamos al primer caso: Gauchos de Acero, una banda argentina compuesta por tres hermanos que crecieron al ritmo del Heavy Metal y que cambiaron los cochecitos y los monitos de Star Wars por guitarras y demás artilugios del chamuco, ¿el resultado?, una bandota en miniatura que vomitan rock con mala pronunciación, pero riffs demoledores. Se hicieron famosos en San YouTube y su ya conocida trayectoria es contada espléndidamente por Etiqueta Negra. Tanto revuelo causaron que un día el mismísimo Bruce Dickinson, vocalista de Iron Maiden quiso conocerlos y hasta se aventó un palomazo con ellos. A continuación, la versión casera de The Trooper, con una potencia capaz de alborotar cualquier gallinero a dos cuadras a la redonda.




El segundo caso no es menos sabrosón. Tuve la fortuna de ver en vivo durante el verano pasado en Lollapalooza a los alumnos aventajados de The Paul Green School of Rock, institución formada antes de que apareciera la película con Jack Black. Estos chavos, but of course, son menos fresas que los que aparecen en dicho filme y se aventaron una cabronsísima versión de Hot for Teacher, el clásico de Van Halen, cuyo video despertó la calenturienta imaginación de varios de nosotros hace ya lejanos ayeres.

El vocalista tiene 12 años, las dos guitarristas puntean la lira con una destreza que despierta la ira y la envidia machista y aquí les paso un video que aunque sólo muestra matices de cómo lo escuchamos en realidad, deja en claro que el rock no es un asunto de edad, sino de huevos y ¡cómo carajos no!, actitud.



viernes, 9 de octubre de 2009

Bowie en un calabozo

En 1976 yo tenía tres años y entraba al kínder, aunque años más tarde me rehusaría vigorosamente a entrar en la banda de guerra para echar trompetazos monótonos. Quizá me hubiera interesado entrar a tocar si en el terruño existiera un proyecto como The Langley Schools Music Project.

Mucho antes de la creación de la escuela de rock de Paul Allen (que, eso sí, me tocó escuchar a sus alumnos en el Lollapalooza en dos ocasiones y la neta están cabrones) un profesor de una pequeña escuela canadiense grabó un disco con sus alumnos con el simple y sincero motivo de echar relajo y tener un recuerdo.

Años más tarde, uno de esos benditos freaks coleccionistas de música, se encontró el acetato en una antigua tienda de discos usados y después de escucharlo, corrió a llevárselo a un programador de la radio local.

Lo demás, es otra historia. El álbum fue "descubierto", una docena de piezas del rock clásicas atrapó escuchas, ahora con más vuelo luego de que la vocalista de los Yeah yeah yeahs los incluyera en el soundtrack de una película.

¿A qué suenan? Júzguenlo ustedes con una de las piezas clásicas que forman el repertorio: Space Odditie de David Bowie, que como dijeran por ahí en un documental, esta versión es como si una banda de chiquillos oi duendes juguetones cantaran la rola atrapados en un calabozo: entre melancólico, algo siniestro, pero que no deja de ser espectacular.



Gracias a Esquizopedia por el tip.

jueves, 8 de octubre de 2009

Facebook allá por el siglo pasado




¡Ah raza!

¡Ándele, por gandayas!

La anécdota es casi un chiste, si no estuviera en San YouTube podría dudarse de su veracidad:

Unos tipos agresivos y montoneros se agarran a madrazos en la calle.
Luego de pelearse, todos bravos y machos ellos, festejan sus dagas y su "hombría".
Como a estos galanazos les sobró valor y obvio, estupidez, siguen buscando camorra y ¿qué mejor candidatos para acosar que unos trasvestis?

Imagínense el diálogo
-¿Entonces qué compadre, qué somos, machos o payasos?
-Pos machos compadre, ire, pa que vean que seguimos bien valientotes vamos a azorrillar a esas vestidas que vienen pa acá-
-Nomás aguas compadre, no nos vayamos a manchar de rimel.
-Juar Juar, que ingenioso es usté cuando anda borracho compadre.
-Si ¿edá? por eso ya no fui a la escuela.

Lo que no sabían estos imbéciles (y a juzgar por lo que se ve todavía no han de poder explicárselo) es que las vestidas eran en realidad peleadores profesionales de jaula, tipo Ultimate Fighter, que habían salido de cotorreo en onda drag, por una despedida de soltero, o sea, machos, muchos y manchados.

Diviértase usted:



Epílogo

Además de madreados, los valientes compadres terminaron en el fresco bote.

jueves, 1 de octubre de 2009

Today is the day ¡Áaamonos!


PD: No es por presumir o porque trabajo aquí, pero, ¡qué buena portada del suplemento de cultura de La Gaceta se aventó Orlando Tonatiuh!