viernes, 26 de septiembre de 2008

Y no, aquí no pasa nada

Hace más de 10 años que no escuchaba esta canción, peor aún, nunca la había escuchado de una manera tan lastimosa, lacerante.

Aquí no pasa nada, del segundo disco de Caifanes, El Diablito, me remite a una época de agridulces memorias, era 1990, a mis 17 años deambulaba entre mis ganas de salir a comerme al mundo de un bocado o perderme en las sombras del anonimato sin saber qué hacer con mi vida. La preparatoria se antojaba como un vórtex calenturiento en el que , ¡bendito sea Dios! lo que menos nos importa a algunos (y algunas, mmm) es estudiar.

La letra nos hablaba de la pasividad, de las figuras de papel decorativas como de papel de China que observan como en este país pasa de todo sin que ocurra nunca nada en consecuencia. Esta canción no se bailaba, era de esas rolas que mejor se cantaban a todo pulmón mientras se tose con un cigarro sin filtro y se enjuaga la garganta con un buche de tequila blanco. Pura vida.

Y de repente pasan 10 años, ya se me cayó el pelo y de repente estoy haciendo lo que me gusta en la vida. Fumo cigarros con filtro y tengo más libros de los que alcanzo a leer. Escribo como se me pega la gana pero no puedo brincarme el requisito de andar con corbata. Y llega de nuevo la canción.

Hoy, lamentablemente se escucha actualizada, lastimosamente en boga. Mi país arde, gotea sangre de llagas putrefactas a las que nadie se ofrece como buen samaritano a cicatrizar. Duele estar así, pero arde darte cuenta de que efectivamente como cantaba Saulito, en esta nación que poco a poco se va a la mierda, no pasa nada. También de dolor se canta.

¡Qué terriblemente actual se escucha esta canción!

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